¿Os habéis preguntado alguna vez que tienen los Superzings para haberse vuelto un fenómeno de masas? La primera vez que un Superzing cae en tus manos, sólo ves un pequeño muñequillo de plástico de colores. Nada del otro mundo, pero bueno, por 70 céntimos, tampoco está mal.
Cuando lo observas un poco más, y te fijas en el folleto que viene dentro del sobre, descubres qué Superzing te ha tocado, anda! si es una fregona, qué chula! entonces empiezas a descubrir las otras figuras… una plancha, herramientas, una deliciosa tableta de chocolate, utensilios de cocina… luego te das cuenta de que unos sonrien y otros no tanto. Unos se ven simpaticones y otros malotes y caes en que hay superhéroes y villanos… y cuando te das cuenta, ya te han enganchado.
Y así, poco a poco, empiezas a coleccionar Superzings. Que si vas a comprar el pan y compras un par (uno para cada uno de tus hijos, no se vayan a pelear). Que el abuelito os regala un vehículo que lanza discos, entonces, necesitas otro vehículo para poder conectarlo y jugar en condiciones. Que vas a la papelería a hacer unas fotocopias y cae otro sobrecito… y como si nada, de pronto, tienes 20 o 30 muñequitos, entre héroes y villanos.
Pero ahí no acaba todo. De pronto, se les ocurre anunciar en la tele, la pizzería de Superzings. Y la comisiaría. Y el laboratorio… Resultado: la carta de los Reyes Magos, se convierte en un catálogo de Superzings, porque los peques de la casa lo quieren todo y es lógico, si hasta a mí me encanta.
El otro día en una tienda estuve viendo el Monster Roller y se me hizo una pasada, enorme y con ruedas gigantes. Luego está el Kazoom Lab Battle, que tiene todos los ingredientes para triunfar: Superzings, robots, villanos. ¿Y qué me decís de las cajitas especiales de metal para guardar los Superzings? pues que son monísimas, con un aire retro o vintage, como prefieras, y que también las queremos.
Felicidades a Magic Box por este juguete que todavía dará mucho que hablar. Estaremos pendientes de todas las novedades.